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lunes, 31 de diciembre de 2018

Reseña: Manuela - Eugenio Díaz



Ficha técnica

Título: Manuela
Autor: Eugenio Díaz Castro (Soacha, 5 de septiembre de 1803 - Bogotá, 11 de abril de 1865)
Editorial: Círculo de Lectores
Colección: Joyas de la Literatura Colombiana
Fecha de publicación: 1985
Páginas: 414

Sinopsis


En 1856, un par de años después de la Guerra Civil de 1854 y de la revolución liberal protagonizada por el general José María Melo, entre otros, un cachaco (o sea un bogotano bien ataviado) llegaba a una pequeña parroquia o pueblo de tierra caliente a unas cuantas horas de Bogotá, que quedaba cerca al municipio de Ambalema, pasando el Río Magdalena, que es la principal arteria fluvial de Colombia.  Allí fue bien recibido por unas parroquianas que le sirvieron de caseras: doña Patrocinio y su joven y hermosa hija, Manuela.

Este viajero llegó a lomo de mula, luego de haber recorrido muchas leguas por trochas casi intransitables, con un indio que tenía por criado, de nombre José Fitatá, y con su fiel sabueso, Ayacucho.
Su nombre era Demóstenes.  Era un liberal radical, culto e ilustrado; había viajado por Europa y EE.UU. instruyéndose y aprendiendo los usos de la que él llamaba «La república ideal».  Volvió a tierras colombianas para escribir en los periódicos capitalinos algunos artículos sobre las costumbres de poblaciones pequeñas y rústicas, y para llevar a esos lugares la luz de la civilización y ganar simpatizantes para sus posibles aspiraciones políticas.

La parroquia, casi medio siglo después de la independencia de la corona española que permitió la consolidación soberana de la República de La Nueva Granada, era una clara muestra de los resabios coloniales que aún hoy perviven en la República de Colombia: luchas de clases antagónicas (la cruenta y eterna oposición entre ricos y pobres); corrupción en el manejo de las instituciones políticas; violencia desmedida, usada como recurso para mantener un determinado estatus…

Allí don Demóstenes ayudó a su servicial casera, Manuela, a quien había cogido mucho cariño, a luchar contra los ardides de un perverso gamonal que, pretendiendo defender los intereses del pueblo, dominaba todos los asuntos públicos; controlaba el cabildo y a los jueces; además quería tener por amantes a todas las jóvenes hermosas de la parroquia.  A aquellos que se negaban a cumplir sus designios les hacía la vida imposible, reduciéndolos a la muerte o al presidio.  De esta manera, las acciones de este sujeto –principal antagonista de esta historia– determinaron el final trágico que el lector descubrirá…

*Dejo enlaces a artículos muy ilustrativos sobre el contexto de la novela (la época de las guerras civiles en Colombia) y los personajes históricos más relevantes: José María Melo, Tomás Cipriano de Mosquera, José María Obando, José Hilario López y Pedro Alcántara Herrán (algunos de los cuales ya habían protagonizado un conflicto anterior, entre 1839 y 1842, por motivos religiosos conocido como La Guerra de Los Supremos)* 




Video explicativo del desarrollo de la guerra civil a partir del golpe de Estado de José María Melo


Infografía de las guerras civiles entre 1851 y 1862



El autor



José Eugenio Díaz Castro fue un escritor costumbrista, nacido en Soacha, Cundinamarca, que vivió entre 1803 y 1865.  Aunque la dedicación por la que se lo recuerda es la de escritor y periodista, pues publicaba sus artículos sobre costumbres en periódicos de Bogotá, también era un hombre de ruana y alpargatas, que desempeñaba labores en el campo como propietario o mayordomo, pero no por eso era pobre o poco ilustrado.

Su contexto sociopolítico es bien interesante, pues cuando se dio la independencia en Colombia él entraba apenas en la adultez, y en toda la etapa madura de su vida presenció la transición de la Gran Colombia (1819-1830) hacia la República de La Nueva Granada (1830-1858) y luego hacia La Confederación  Granadina (1858-1863) y los Estados Unidos de Colombia (1863-1886).

Como se ve, el transcurso de su vida se vio marcado por un clima de constante cambio e inestabilidad de las instituciones políticas, en el cual país no hallaba aún la forma de gobierno que le vendría mejor.  Esta situación la supo plasmar en su novela cumbre, Manuela, al relatar cómo ya desde el periodo de la Nueva Granada el país se hallaba dividido políticamente en dos partidos opuestos, conservador y liberal, que a su vez se subdividían en facciones problemáticas, como las de los radicales o gólgotas, los proteccionistas o draconianos, etcétera.

La obra


Esta novela es una obra importante dentro del género del costumbrismo, pues logra plasmar, de forma divertida y crítica, algunos de los rasgos consuetudinarios más relevantes de los pueblos del centro del país; pero estos también se han irradiado a otros lugares, en especial dentro de la Región Andina, que es desde donde escribo estas líneas.

En ese sentido, Manuela es parte, junto con otras novelas escritas desde el siglo XIX hasta ahora, del conjunto de obras literarias más importantes para entender las transformaciones sociales, y también las regularidades y los comportamientos tipificados de un pueblo tan rico en historia y tradición como el colombiano.

Por esta razón mi invitación a leer esta obra no se limita a los colombianos que quieran indagar sobre la historia de nuestra nación desde perspectivas diversas, sino que se hace extensiva a los lectores de todas las nacionalidades que estén interesados en verificar las diferencias y semejanzas que guarda la vida acá con la de sus propios países, en especial en el contexto latinoamericano y poscolonial.

Para terminar, y para no agobiar al paciente lector con una elucubración sin fin, recomendaré algunas obras adicionales que considero pueden ser útiles para alcanzar una comprensión más o menos cabal de la vida en estas regiones, aunque desde visiones siempre parciales.  Son las siguientes: María, de Jorge Isaacs; De Sobremesa, de José Asunción Silva; El alférez real, de Eustaquio Palacios y La Vorágine, de José Eustasio Rivera.

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